CHARLAS  CON EL REY   

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Se sucedían así  inciertos amaneceres que despertaban a la población con noticias alarmantes cada mañana.

Godoy y el rey conversaban sobre los últimos lances de Malaspina

“pero si a mí me caía bien”-aseguraba el valido- ¿”Es  que nadie puede convencerle de que es un protegido de la corona”? ¿ “Nadie puede hacerle ver que va claramente contra ella, cuando le da la razón a esa panda de delincuentes golpistas con los que se junta”?

– “Va lanzado” – musitÓ tristemente el rey.

– “Pues yo también iré,  si intenta ponerme la mano encima.”- respondió Godoy- “ Juro que lo hundiré”

– “Vos, hijo  mío, ya  sabéis”- aducía el rey-. “Mi padre fue su protegido en Italia”. “Su madre, la dulce Caterina ,puso a su disposición su palacio de Pontremoli y su padre, el gran Carlo Morelo,  le quiso como a un hijo.” “ No podemos,  no podéis castigar a Malaspina”.

– “Alteza”,”Si intenta hundiros y hundirme,  le hundiré yo,  señor”, Porque si atenta contra mí,  también lo hace contra vos” «.¿”Qué es lo que dice este hombre”? ¿”Acaso no le hemos honrado con nuestra confianza y honores”? ¿ “No le hemos agasajado  con fiestas, olvidando malas cosas, y lo hemos elevado al grado de brigadier”?

– “Calmaos hijo mío – dijo el Rey – “. Ya sabes cuan afectuoso suele ser en su correspondencia amistosa”

– “Sí , majestad. Muy afectuoso,  muy afectado,  muy desagradecido”.

“ Y quizás lo peor, totalmente obnubilado de amor por  la marquesa de Matallana”

Abrió unos ojos desmesurados el rey 

-”¿Pero que decis”

– “Prácticamente hacen vida marital sin importarle un comino nada más” – argumentó el príncipe de la Paz excesivamente afectado , por cierto.

– “Pero habrá que llamar a su marido señor   de Rivera” 

-“Antes de que llegue de su misión diplomática , su mujer estará ya arrestada”. 

-”No se ,es dama de honor de la reina y “….balbuceó el rey. 

“Mejor no hablemos de su majestad” .  “No quiere ser molestada .. y no la   molestaré”.  

-”Todo es muy confuso”- apostilló el rey que no quería enterarse de casi nada. 

Y luego se sentó para oír a Boccherini. Aquella noche era el invitado esencial de la velada. Sin embargo otras cuestiones preocupaban a otros. Por ejemplo el gran inquisidor de Castilla, Pardo de Tavera, estuvo toda la noche rondando la silla vecina a Godoy. Por fin,  a los postres y, con ocasión de un brindis por Su Majestad,  pudo alcanzar su meta: El oído del extremeño.  Resultaba que sabía todo lo que ocurría. Lo molesto que estaba con la nueva conjura de la Matallana y otros y entre esos otros,  también contra  Alejandro Malaspina

 Así que soltó su diatriba al príncipe de la Paz:

– “Vos sabéis monseñor,  que el marino italiano tiene cuenta pendiente con nosotros”. 

Godoy torció el gesto.   “No sé si será necesario remover ahora aquello”-dijo contrariado.

 -”Perdonadme excelencia precisamente ahora es cuando ha de removerse”. “En aquella ocasión enterramos cosas importantes como la de no asistir a los oficios a bordo, o la de no descubrirse ante el capellán” “Vamos, que se portó como un irrespetuoso petulante con demasiados aires”. “ Su Majestad Carlos III,  quiso probarle y en virtud de sus buenos oficios a la Corona…”

 Godoy le interrumpió un tanto molesto,  pues con aquel run run, no disfrutaba de la excelente música del toscano virtuoso que  era Luigi Boccherini  interpretando la “Música Nocturna de las calles de Madrid” en la fastuosa entrada de violines,  que el pueblo ya bailaba en las calles con castañuelas incluidas.

Asi que como el inquisidor no callaba, le espetó ya enfadado “-Claro claro ” Sí pero  en virtud de bagatelas como que leía y hablaba francés.” A ver,  le recuerdo que no estamos en el siglo XVII”.

– “Solo quería añadir”- dijo airado el gran inquisidor- que ha sido vigilado de cerca por otros marinos piadosos e igualmente ilustres”. “Tello y otros,  y su conducta ha seguido siendo igualmente irreverente”. “En el último  cónclave de los inquisidores, su causa fue abierta de nuevo”. “Se le volvió a encontrar culpable de impiedades y falta de pudor y recato” 

-”Pero,  ¿Qué decís”- dijo molesto Godoy.

– “En diferentes ocasiones, se ha dejado acariciar y peinar por nativas desnudas, como en Babao”.

 Ahora Godoy soltó una carcajada- “¡ Bah”¡. “Eso solo son grabados que demuestran la buena acogida que allí se tiene a la Corona al propagar  una política eficaz contra los levantiscos”. “No me mareé por favor.” “Termina el gran concierto y sus majestades y yo hemos de felicitar a Boccherini , este gran maestro”. Y se levantó rápido con su corte de servidores. 

 El inquisidor palideció y luego susurró:

– “Como gustéis”,señor,  pero recordad que la causa sigue abierta y con nuevas y muy graves  inculpaciones.   Seguramente- remató triunfante- si ahora ejerce de traidor a la corona, os juro que nadie nos parará” Y salió rodeado de algunos clérigos. 

Godoy quedó pensativo “Han logrado cargarse la fiesta, a Boccherini y que la reina y yo no nos hablemos”.  

 l

Mientras Pepita, había pedido algo de cena para el valido, todavía su amante. Este  se esforzaba por desempolvar aquel comprometido dossier inquisitorial contra el marino . La advertencia de Pardo  Tavera, no le dejaría dormir .

Así que rayando ya la madrugada, envió a uno de sus secuaces a los aposentos del gran Inquisidor el cual  llegó aquella noche al palacio      con una sospechosa carpeta bajo el brazo. 

-”Tomad señor” . “Solo se me ha entregado esto”. 

Con avidez el ministro tomó el papel  que decía : 

   “YO EL FISCAL DEL SANTO OFICIO”:

“Denuncia contra  D. Alejandro Malaspina, Capitán de navío”  y caballero de la Orden de S. Juan , por proposiciones”  “Viene votado a que se le haga cargo sobre su exceso en hablar de materias docmáticas “

( cf. A.H.N. de  Madrid ), Inquisición , legajo 3735, caja 3, nº 266  (nota  57 de Juan Pimentel Igea) 

-¡”Esto servirᔡ – concluyó triunfante Godoy. 

Pero las cosas no eran tan sencillas y tan rápidas como pretendía el Príncipe de la Paz. La reina , devorada por los celos , protegía ahora a Malaspina , quien , seguramente habría pasado ya por su cámara y se sentía levitar.  Pero él todavía tenía un as en su manga y conocía muy bien a la reina. . Así es que , de nuevo , humillando a Pepita, aquella misma noche, Godoy pasó por la cámara real , tan conocida por él. La reina , pareció no oírle entrar , haciéndose la dormida , Godoy , no lo dudó y se abalanzó sobre aquel cuerpo,  ya tan ajado. Besos y caricias sin fin , que hacían sonreír a la monarca , luciendo su desdentada boca.  Así que todo fue sobre ruedas , tal como ella esperaba. Y una vez terminada la faena, Godoy se dispuso a salir , cuando Maria Luisa le paró en seco blandiendo triunfal unos papeles. 

– “¿Qué es eso?»- preguntó Godoy.

– “Nada más y nada menos que toda la conjura contra vos , que el mismo  Malaspina me ha confiado para que se la dé al rey·” 

Godoy le arrancó los papeles de las manos. La reina retrocedió , pues conocía aquella ira. 

Con tembloroso pulso , el Príncipe de la Paz comenzó a leer aquel documento que decía “Derrocar a Godoy”: 

-”

-”Pero vamos a ver”- decía el extremeño leyendo los informes de Malaspina- ¿Alguien me puede aclarar qué quiere decir el señor Malaspina con este párrafo”? ¿”Acaso esto no son cosas de su condumio personal”?. ¿ “Se le ha pedido a este hombre en algún momento que llegue a estos extremos de confidencialidad”? ¿Acaso no le dijeron ya en la Academia,  dónde pasó de un salto los estudios,  que lo más importante para un marino era “ olvidar el espíritu de novedad” y que todas las noticias confidenciales habían de ajustarse a las órdenes y a las reglas” ? 

Intervino el elegido entre otros para dictaminar sobre las conclusiones de Malaspina:

”Si me permitís ,excelencia, creo que ,en última instancia, el control de toda la expedición y lo que en ella ha ocurrido, corresponde a su ministro de Marina don Antonio Valdés” 

”Pues que se vaya también al cuerno el señor ministro Valdés”- contestó Godoy sin pestañear. 

Palideció el interlocutor. Resultaba que,  en realidad , por guardarle las espaldas a Malaspina,  había hecho un pan como unas tortas .

– “He querido decir”- balbuceó para rectificar-. 

Pero ya era tarde. El Príncipe de la Paz había decidido que los tiempos no estaban para monsergas y  quería un abultado dossier para el asunto Malaspina. Cayera quién cayera con él.

– “Sobre todo -apostilló- cuando se apunta a mi cabeza y a la del Rey”.

Luego prosiguió con su lectura , sin darle importancia alguna 

“La letra de estos informes es tan  mala como su sustancia y está tan falta de principios y moderación en sus ideas que me precaveré de enseñarla a los reyes, por no hacer perder el concepto a un oficial como Malaspina,  que merece aprecio en su carrera”.” Pero no puedo menos de decir, por el bien del servicio de Dios y de sus majestades, que como cosa suya, le diga a Malaspina que queme los borradores si los tiene y guarde perpetuo silencio sobre todo esto.” “Me irrito al pensar lo que acabo de leer”. “Y los Consejos pidan al rey la paz y se acabó”. ¡” Ah”¡.  “Y   que todo lo sepa el pueblo y ,ante todo, que se deje ver bien claro cómo el hombre, al que la corona protegió, pagó y enalteció, nos hace traición poniéndose de parte de los que quieren la perdición de la España” “Así que convertir su hazaña en un asunto peligroso para el Estado y la corona, no era lo previsto” . “Hemos de dejar para la charlatanería cortesana, todo eso de la conjura contra mí y mis ministros”. “Eso que lo propaguen la Matallana o la Pizarro, esas charlatanas amigas que ahora tiene el brigadier”.

 Y ya se iba, dejando a todos boquiabiertos, cuando volvió sobre sus pasos:

 -“Otra cosa”. “Procure que su detención sea rápida.” “ No queremos aquí revolucionarios que corten la cabeza de nuestros queridos soberanos”.

Y salió dando órdenes tajantes de detenciones, apresamientos y encarcelamientos mil.

Así que caían cabezas, como las hojas del otoño, en aquel dorado otoño de Madrid.

La ciudad convulsa por el desastre económico,  ardía en revueltas,  intrigas y ganas de liquidar al valido. Preparabanse chulos y manolas, alentados por quiénes querían liquidar el régimen, cansados ya de tantos escándalos,  tanta corrupción y tanta hambre. Napoleón husmeaba la presa y los afrancesados ardían en deseos de poder y riqueza .  La Iglesia se relamía con la venganza. También estaban los ilusos fernandinos. Y en Madrid se desperezaban despacio inciertos amaneceres que despertaban a la población con noticias alarmantes cada mañana.

Pero aquella noche, después de volver Alejandro de peligrosas tertulias madrileñas, junto a las grandes damas de la reina,  sobre todo con la Matallana y  la Pizarro  que eran, según creía Malaspina,   sus incondicionales amigas,  que no sus peores enemigas,  y tras  mantener toda una diatriba periodística en el diario de Madrid,  al restregarse los zapatos sobre el felpudo,  tropezó con un papel arrugado de aspecto sospechoso y lo recogió susurrando; “Un anónimo más”.

Aquel papel sin encabezamiento ni firma,  sin sellos ni membretes,  decía así:

“ Mi señor don Alejandro Malaspina corren tiempos en los que cualquier chispa provoca un gran incendio”.” No os arriesgueis”.” El valido, acosado como está,  no dudará en poneros como exemplo de que su poder es infinito todavía, y utilizará  vuestra cabeza como trofeo para demostrar que a él no le importan hombres valiosos, ni poderosos,  cuando se trata de su persona”. 

Malaspina lo estrujo entre sus dedos con rabia . Alejandro veía las cosas de otro modo y , totalmente  obnubilado, confiaba en quien no tenía que confiar, pues fue precisamente la dama apodada” La Pizarro”,  quién entregó, en manos del mismo Godoy,  todo el plan trazado para derrocarlo.

– Prácticamente hacen vida marital sin importarle un comino nada más – argumentó el prí

– “Pero habrá que llamar«..

“No sé”- dudaba el …

-”Todo es muy confuso”- apostilló el rey que no quería enterarse de casi nada . 

El Príncipe de la Paz hizo una profunda mueca